If it doesn’t come bursting out of you
in spite of everything,
don’t do it.
Unless it comes unasked out of your
heart and your mind and your mouth
and your gut,
don’t do it.
If you have to sit for hours
staring at your computer screen
or hunched over your
typewriter
searching for words,
don’t do it.
If you‘re doing it for money or
fame,
don’t do it.
If you‘re doing it because you want
women in your bed,
don’t do it.
If you have to sit there and
rewrite it again and again,
don’t do it.
If it’s hard work just thinking about doing it,
don’t do it.
If you‘re trying to write like somebody
else,
forget about it.



Afuera llueve, dice el cronopio. Todo el cielo.
Y es bellísimo. Como las palabras que me gustaría escribir, algunas están guardadas y hay que buscarlas, otras no las sé y quiero aprenderlas. Palabras que se sientan en los labios como pamplinas y principados, con un toque de merengue y dulce de leche.

Oda al gato. Pablo NerudaLos animales fueron
imperfectos,
largos de cola, tristes
de cabeza.
Poco a poco se fueron
componiendo,
haciéndose paisaje,
adquiriendo lunares, gracia, vuelo.
El gato,
sólo el gato
apareció completo
y orgulloso:
nació completamente terminado,
camina solo y sabe lo que quiere.

El hombre quiere ser pescado y pájaro,
la serpiente quisiera tener alas,
el perro es un león desorientado,
el ingeniero quiere ser poeta,
la mosca estudia para golondrina,
el poeta trata de imitar la mosca,
pero el gato
quiere ser sólo gato
y todo gato es gato
desde bigote a cola,
desde presentimiento a rata viva,
desde la noche hasta sus ojos de oro.

Siempre llega algún primer día, y nos encontramos con esa mezcla de emociones que supone todo comienzo de lo que es nuevo. Hacía unas semanas que venía acondicionando el hogar, preparándolo con algunos detalles para el momento del estreno, y finalmente ese momento es este.
Me parece que estaba dándole algunas vueltas, como esperando la inspiración para imprimir a la entrada inicial el tono solemne que debería merecer esta especie de acto de inauguración. Pero qué más da, si lo importante al fin y al cabo es ponerse en marcha.
Extrañaba este espacio, sin contar el plus de esa sensación de volver al ruedo, en este caso con una connotación diferente a la que suelo darle a las vueltas, no con regresiones sino con el regocijo de aterrizar otra vez en un lugar al que disfruté pertenecer y que el yo de hoy quiere reivindicar. También con la expectativa de ver qué pasa, o más bien de ver qué puedo construir a partir de este nuevo momento y de esta nueva posición.
Sin más, y con un gato en la falda -porque todo gato tiene alguien que le escriba-, acá comienzo.